Desde los primeros meses de vida, notamos que los niños tienen una inclinación natural hacia el juego. Puede ser en forma de simples juegos sensoriales, es decir, explorando el mundo que les rodea a través del tacto, la vista y el oído. A medida que crecen, este interés evoluciona hacia juegos más complejos que involucran la imaginación y la interacción social.
Es importante mencionar que, el juego no es solo una actividad recreativa; es el lenguaje universal de la infancia. Atreves del juego, los niños expresan emociones, desarrollan habilidades motoras, ayuda a su regulación emocional, refuerza su juicio moral, fortalecimiento del yo, fortalecen su cognición y, lo más importante, aprenden sobre el mundo que les rodea.
Beneficios del juego en el desarrollo:
- Desarrollo cognitivo: Los juegos, especialmente aquellos que implican rompecabezas, construcción y resolución de problemas, estimulan el desarrollo cognitivo. Durante estas actividades, los niños desarrollan habilidades de pensamiento lógica, la elaboración de estrategias y la comprensión de las conexiones causa-efecto.
- Desarrollo emocional: El juego proporciona a los niños una ruta para explorar y comprender sus emociones. El juego de roles, por ejemplo, les permite experimentar con diferentes situaciones y expresar sus sentimientos de manera segura.
- Habilidades sociales: Jugar con otros niños contribuye al desarrollo de habilidades sociales. Aprenden a compartir, a tomar turnos y respetarlos, comunicarse y a resolver conflictos de manera constructiva. Estas destrezas son fundamentales para una integración exitosa en la sociedad.
- Desarrollo motor: Actividades al aire libre, trepar, correr, saltar y manipular objetos ayuda al desarrollo de habilidades motoras. Estas actividades no solo fortalecen los músculos, sino que también mejoran la coordinación y el equilibrio.
Cómo fomentar el juego educativo:
- Diversidad: Proporciona una variedad de juguetes y actividades para estimular diferentes aspectos del desarrollo.
- Fomentar la creatividad: Estimula la imaginación al proporcionar materiales para juegos de roles y actividades artísticas.
- Participación: Únete a sus juegos para fortalecer el vínculo emocional y brindarles apoyo.
- Tiempo al aire libre: La naturaleza ofrece un entorno estimulante y relajante al mismo tiempo.
- Límites: Aunque el juego es esencial, es importante establecer límites para garantizar la seguridad y el respeto.
En conclusión, el juego va más allá de ser simplemente un momento divertido en la rutina diaria de un niño. Es la herramienta a través de la cual exploran, aprenden y crecen. Como adultos, nuestro papel desempeñamos un papel muy importante como facilitadores de este proceso, proporcionando oportunidades y entornos propicios para el juego educativo. Recordemos siempre que, en el mundo del juego infantil, se esconde la magia del aprendizaje y el desarrollo.
Schaefer, C.E. (2012). Fundamentos de la Terapia de Juego (2a edición). Ortiz Salinas, María Elena, tr.