La tortura de los pensamientos “rumiativos”

¿Cuántas veces te ha ocurrido que no puedes dejar de pensar en algo, y tu mente no se detienen?

Los pensamientos rumiativos, o también llamados pensamientos obsesivos, son aquellos que nos invaden nuestra mente cuando experimentamos preocupación y angustia, cuando no logramos encontrarles respuesta a algunas inquietudes de nuestra vida, le damos vueltas al mismo asunto sin conseguir llegar a ninguna parte. Sin embargo, permanecer en ese espiral, ocupa gran tiempo de nuestra rutina, lo cual, podría ocasionar dificultad para concentrarnos en nuestras actividades diarias, incluso limitando la posibilidad de disfrutar de nuevas experiencias, en estos casos, es frecuente comprender que esta dinámica suele asociarse a niveles elevados de estrés o en momentos de crisis, así como también cuando afrontamos un problema importante, con ello, esos pensamientos dejan de ser productivos.

Este estilo de pensamiento, tiene un efecto importante sobre el bienestar de las personas, ya que suelen estar acompañados de la vivencia de emociones muy intensas acorde al contenido del pensamiento, por lo cual, pueden producir altas dosis de emociones displacenteras como el miedo, la tristeza, la rabia, entre otras. Para una mejor comprensión de lo que puede ocurrir en nuestra salud mental al experimentar pensamientos obsesivos, puede ser de gran utilidad tomar en cuenta algunas consideraciones de la afección de estos en nuestra vida:

En cada persona los pensamientos rumiativos buscan cumplir una función o un propósito que tiene algún tipo de beneficio puntual. Por lo tanto, algunas ideas que pueden contribuir a disminuir la frecuencia y la intensidad, serían:

  • Reconocer que mantener este estilo de pensamiento rumiante tiene un efecto perjudicial.
  • Priorizar la preocupación e identificar la gravedad de la situación.
  • Identificar si el problema para su resolución depende únicamente de mí, o existen otros factores que influyen y que no están bajo mi control.
  • Planificar un espacio y tiempo específico durante el día para pensar en ese problema, para lo cual, puede ser útil emplear alarmas que nos den el aviso del tiempo.
  • Plantear algunas alternativas o soluciones al problema y tomar decisiones al respecto.
  • Entrenar la capacidad para interrumpir al pensamiento, para lo cual, puede ser necesario practicar técnicas de meditación o mindfulness con el fin de centrar la atención en el momento presente.

Recordar, que el ser humano tiene la valiosa capacidad para resolver problemas a través de la flexibilidad cognitiva, para llegar a ese propósito de tranquilidad y equilibrio en nuestra mente, es necesario lograr llegar a un consenso con nuestro pensamiento para que esa hiperactividad mental se detenga, para ello, la minuciosa búsqueda de alternativas a lo que nos genera incertidumbre y ruido mental, favorecería a un acuerdo personal de “parar” de pensar en lo mismo, todo ello, visto como un valioso acto de autocompasión, en busca de un bienestar emocional integral.  

Por: Daniela Matovelle Quiroz

Referencias:

  1. Cayoun, B. (2014). Terapia Cognitivo Conductual con Mindfulness integrado. Desclée De Brouwer.
  2. García, J. (2023). Parar para vivir mejor. HarperCollins Ibérica S.A.
  3. Matute, H. (2019). Nuestra mente nos engaña. Shackleton Books.
  4. Winston, S. (2019). Guía para superar los pensamientos atemorizantes, obsesivos o inquietantes. Editorial Sirio S.A.