Hablar de lo que duele es una forma de prevenir. El suicidio se define como un acto premeditadamente iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal. Según la Organización Mundial del a Salud OMS (2021) se cometen más de 700 000 mil suicidios cada año, además se calcula que se hacen veinte intentos de suicidio por cada suicidio. Por esta razón se ha convertido en una prioridad para la salud pública. En este blog hablaremos de causas, consecuencias y también maneras de prevenirlo.
Puede haber muchas causas para los pensamientos suicidas, en su mayoría son el resultado de sentimientos negativos presentes en una situación estresante en la vida de la persona, volviéndose el suicidio la única solución. Por otro lado, hay factores de riesgo como: pérdida de un ser querido, consumo de sustancias, trastornos mentales, abuso, trauma, problemas económicos, aislamiento social, antecedentes familiares de suicidio (genética), etc. Como pueden ver hay factores genéticos, ambientales y psicosociales que afectan a las personas.
Los pensamientos suicidas generan dolor, ira, depresión y culpa. Un cúmulo de emociones que mientras pasa el tiempo más pesado de sobrellevar se vuelve y al ser un tema estigmatizado dificulta que las personas busquen ayuda. Por eso es importante saber qué decir o como actuar cuando una persona se desahoga con nosotros, recuerda que el lenguaje verbal como el corporal influyen en el estado emocional de la persona. Procura escuchar sin juzgar, no pongas tus propios pensamientos por encima de los sentimientos de la persona, escucha sin interrumpir y valida las emociones del otro, que tu lenguaje corporal muestre un interés genuino. De este modo se generará un espacio seguro y de confianza.
Dentro de los síntomas que tiene una persona con pensamiento suicida está el hablar constantemente de la muerte como “me quiero morir”, “desearía estar muerto”, preocupación constante de la muerte, mayor consumo de sustancias, falta de motivación, aislarse, cambios constantes de humor, alteración en el sueño, alteración en el apetito, etc.
No esperemos a que la persona cometa el acto y seamos parte de la prevención. La educación, la concienciación y el apoyo son fundamentales, para ello es importante que las personas reconozcan síntomas de alarma y puedan buscar ayuda, tener una red de apoyo sólida y también tener acceso a servicios de salud mental con precios accesibles y asequibles, ya que el suicidio no conoce de sexo, edad, situación económica o geográfica.
Al-Halabía, S. (2023). Manual de Psicología de la Conducta Suicida. Obtenido de Psicotherma: https://www.psicothema.com/pdf/53R.pdf
Ministerio de Sanidad. (2012). Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida. Galicia: Tórculo Artes Gráficas.
OMS. (17 de Junio de 2021). Suicidio. Obtenido de Organización Mundial de la Salud: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide